jueves, 17 de diciembre de 2009

Apuntes para memoria y utopía

Despertar en medio de un sueño profundo, y recordar que una imagen es echar de menos un determinado instante, y que los caminos, las gentes son tan fugitivos como los años. Despertar para vivir de nuevo un recuerdo, una mirada, un gesto o aquella película que encierra una verdad compartida por nuestra experiencia. El visionado de un filme se convierte es un aprendizaje más. Y tiene que partir de la experiencia de lo real, y de la fe que se crea a partir de lo real, parafraseando a Victor Erice. Por eso, cuando hacemos una película ponemos en imágenes la consecuencia lógica de nuestra experiencia, y el resultado no es más que una búsqueda sincera de ese conocimiento expresado en imágenes. Cuando terminamos podemos sentir que hemos fracasado, que no hemos indagado lo suficiente en esa búsqueda, que por cierto, no resulta muy agradable en algunos casos. Si el cine es una expresión más de lo real, como un gesto, como un recuerdo, esa imagen puede fijarse en una plano y pervivir para siempre. Lo tiene que hacer de forma calculada sin olvidarnos de lo aleatorio (volviendo a Erice). Y En el equilibrio entre el cálculo (el tamaño de un plano, por ejemplo) y el azar (el gesto de un actor que surge de forma espontánea) está el resultado. A menudo pienso en Ford, un maestro en elaborar primeros planos que conjugan las expresión de lo real con todo lo que el azar implica en ese territorio de lo real.
Hacer cine es como si en la orilla del mar dejásemos la huella de nuestro pie, y las olas no fuesen capaces de borrarla. En cambio, otras veces se hace una película para que algo o alguien nos pertenezca, por ejemplo un personaje que encarna un ser real. Esto tiene que ver con el afán de posesión al fijar en un plano algo que como he dicho, perdura. Es una manera muy autodestructiva de hacer las cosas; pero siento que no hay otra. Y no hay nada peor en esta vida que hacer cine sin llegar a saber la razón real de hacerlo.
Muchas de las películas que he visto en mi vida forman parte de mi experiencia y han sido tan importantes como un lugar o una persona y lógicamente recurro a ellas, las cito sin pudor e intento dialogar como lo hago conmigo mismo porque entiendo que el cine es un diálogo de formas establecidas en un tiempo y nuestra mirada discurre allí mismo donde dejamos la huella en la orilla de la playa para que no se la lleve la corriente. Para que en definitiva, los años no sean tan fugitivos como la memoria.

sábado, 28 de noviembre de 2009

viernes, 30 de octubre de 2009

Feliz de ser un infeliz

He iniciado la búsqueda de mi propia imagen. Aquella que se define no como la imagen justa, si no como “justamente una imagen”. En mi propia obsesión por encontrar y poseer justamente “La imagen” más allá de un sueño, tu rostro me trajo un recuerdo que remite al movimiento de un péndulo. Se repite en mi memoria llevándome al abismo del pasado como las horas que pasan inadvertidas en los relojes que cuelgan en las casas deshabitadas de los pueblos. Se trata de tu foto. He rastreado mis signos del pasado y encontré tu foto en un cajón; entre esos signos que te pertenecen y que configuran mi angustia. Has permanecido escondida pero no ajena a las historias y relatos que conforman poco a poco mi Historia personal. No se trata de tu historia si no de la HISTORIA que rodea tu relato, parafraseando Godard. Y ahora, la historia de tu relato se ha bifurcado transversalmente hasta chocarse con mi Historia, una vez más.

Por eso parte de tus signos me pertenecen. Son mi obsesión. Nos aproximamos a las imágenes por el sentimiento de pertenencia que tenemos hacia ellas y porque precisamente ninguna nos pertenece. Todas valen lo mismo y todas remiten a ese espacio donde la vida transcurre en diferentes tiempos. Por eso sé que corro el riesgo de no completar tu imagen nunca. Pero tranquila, no me acercaré más a ti. He aprendido a diferenciar; tengo claro que mi deseo de posesión sólo está en ese el lugar imaginario que rellenamos con relatos anodinos de sueños y vagos recuerdos

martes, 13 de octubre de 2009

Una hora contigo

11 de marzo de 2004

Voy a cerrar los ojos para ver si así me concentro mejor. Cuando era niña cerraba los ojos para alejar los malos pensamientos. Me gustaría que ahora estuviésemos abrazados como los amantes de “Hiroshima mon amour“, ajenos a lo que ocurre aquí fuera. Hoy como aquellos dos amantes, yo no he visto nada. No me ha dado tiempo. Sólo me ha dado tiempo a pensar en ti. Ni siquiera he pensado en Manu. Y es que mi memoria, tan extraña hace que vuelva en un intento proustiano de abrazar un segundo para encarrilar en el presente aquella sensación que reverbera durante la prolongación de los que llamamos recuerdo. El dolor Manuel hace que abracemos otras cosas, y a veces nos engaña para querer y no querer o querer menos de lo que desearíamos.
Es curioso porque ahora, tumbada en la calzada y boca arriba veo como se oculta el cielo entre las nubes. Inerte. Para ver si así reaccionas de una vez y te tumbas conmigo; para que estemos siempre juntos. Abrazados. Prometo que no me iré nunca más y que cuidaré el resto de mi vida de ti. Igual es que hay demasiada gente mirando, pero no te preocupes, estoy acostumbrada a disimular. Es mi trabajo. Tu inventas emociones y yo hago que parezcan reales. Quisiese escuchar tus pasos, como cuando entrabas en nuestro cuarto y me hacia la dormida. No seas tonto, no ves que no nos ve nadie…. Es sólo cuestión de practicar un poco. Intento hacer desaparecer el dolor; este es muy distinto, es difícil de explicar porque no es el dolor que provocan los recuerdos. Maldita memoria. Me duele irme así, sin que vuelvas a tumbarte a mi lado y volvamos a hacer el amor.
Los gritos de la gente. Hay demasiada gente. Es tan difícil amar así…
Si el mundo fuese un lugar mejor no podríamos estar juntos porque ya no seríamos dos contra el mundo. Voy a cerrar los ojos e intentar concentrarme en tus pasos. Quiero escuchar tus pasos y que tus labios se junten de nuevo con los míos. Esperando ver tu reflejo en mis ojos.
Confía en mí. No olvides que soy actriz. Mi trabajo consiste en ser continuamente yo misma para el resto del tiempo poder ser otra persona. Pero hoy no estoy interpretando. Hay más público del que desearía, incluso para una función. Me he pasado los últimos tres años siendo otras persona y el resto de mi vida he buscando en cada momento el papel que debía interpretar.
El día que viajé lejos de Madrid lo hice para huir de todo. Hoy, de camino al teatro, en la estación de Atocha; donde comenzamos esta ficción he sufrido un accidente. No he tenido la culpa, a decir verdad no sé quién a tenido la culpa, no me interesa en absoluto conocer por qué la gente muere de esta forma y por qué otra vive para matar así. He visto morir de amor y de odio. Pero siempre es peor morir de lástima. Supongo que por suerte yo he muerto de amor y con el corazón rojo, como solías decirme. No importa porque igualmente iré a verte, si tu no te tumbas a mi lado, tendré que ir yo, antes de que el cielo se oculte del todo y comience a llover.
No le he dicho a nadie que llevo en España todo este tiempo y que tenemos un hijo de tres años. Se llama Manuel, como tú; nació a los pocos meses de que llegase a Barcelona y buscase otro papel que interpretar. Pero sólo por poco tiempo. En realidad rechacé la beca y me quedé en España con la esperanza de que sacases adelante tu talento como dramaturgo. No quería que nada se interpusiese en tu vocación y en tu futura profesión; y menos un niño. Por eso he decido mentirte y esperar, porque sabía que sacarías adelante “El cielo entre las nubes” en la que llevabas trabajando más de seis años. ¿Cómo iba a impedirte cumplir tu sueño?
No he sabido nada de ti en tres años. Es muy doloroso escuchar la voz de la persona que más quieres al otro lado del teléfono sin poder decirle que compartes un hijo con él. Hoy cumples treinta años y este iba a ser mi regalo: nuestro hijo pequeño.
No he tenido el valor de decírselo a nadie. Cuando me fui de Madrid a Barcelona, una ciudad ajena a mí, tuve que rehacerlo todo. Trabajé durante meses en una productora de cine gracias a un contacto y luego estuve de baja por maternidad cuidando de Manu. Esperando a que triunfases. Sabía que iba a llegar ese día por eso me fui lejos de ti. Y así poder volver contigo a Madrid sin interponerme en tu profesión una vez encarrilada del todo. Los últimos años de nuestra relación te habías vuelto muy egoísta, ¿Sabes? Te encerrabas mucho en ti mismo: en tus relatos… en la escritura de guiones… Hasta olvidarte por completo de mí. ¿Puede oírme Manuel? Nunca hemos estado tan cerca y a la vez tan lejos….Aunque yo sé que me querías como nadie y los sigas haciendo; aunque ahora sólo pueda oír los gritos del gentío y el llanto de los niños que se han quedado huérfanos. Sé que desde algún lugar alguien me dice -Te quiero.
Estoy intentando cerrar lo ojos para que se vayan todos y nos volvamos a quedar solos. Dame un poco de tiempo, no seas tan impaciente. Tienes que perdonarme. Porque sé que me quieres más que a nadie en el mundo…..Sé que es difícil pero quiero que entiendas que me concedieron la beca y aparecieron las náuseas. Al principio pensaba que era por los nervios de abandonarte, irme fuera de España me aterraba y más a una chica de provincia como yo a la que la Gran Vía le parecía como estar en La quinta Avenida. La angustia y el temor de perderte podían más que mi vocación como actriz. Luego me di cuenta que la espera y la soledad a veces son más fuertes que la voluntad y me costaba controlar mis emociones, entonces me daban ganas de coger el teléfono y llamarte.
¿Estás ahí? Preguntaba desde mi cama.
Y el silencio y la oscuridad hacían que mis nervios fuesen más opacos .
¿Te acuerdas cuando me hacía la dormida y tu entrabas en la habitación y te tumbabas en la cama y luego ibas besándome lentamente hasta que hacíamos el amor?…
Sueño a menudo con eso. Estoy tumbada como ahora, pero con los ojos muy abiertos, recostada del lado contrario a la puerta, que permanece abierta. Entonces te oigo entrar, escucho como tus pasos lentos se aproximan poco a poco hasta entrar en el cuarto en penumbra, y la luz mortecina de la noche clara irrumpe por la ventana y empapa con su gris azulado mi cama por la que se desliza tu cuerpo. Allanas mi intimidad con tus labios en mi espalda y vas subiendo hasta tocar pausadamente mi cuello. Sonrío y nos besamos; poco a poco tus manos frías se van deslizando por mi vientre hasta entrar en calor. Y hacemos el amor lentamente como si fuese la primera vez y no quisieses lastimarme. Apasionadamente yo jadeo y luego el silencio da paso a un gemido mucho mas fuerte, es el llanto de un niño que entre mis brazos llora de forma desconsolada

Ahora tumbada en la calzada y boca arriba compruebo como desde la estación de Atocha también se puede ocultar el cielo entre las nubes, y lo hace de la misma forma que cuando vimos llover desde el tranvía ¿Lo recuerdas Manuel? Quiero sentir tus pasos acercándose y que tus labios se junten con los míos. Déjame sentirlos por última vez. Estoy apretado los ojos con fuerza para que se vayan los gritos, los sonidos perturbadores y el gentío. Para que nos quedemos de una vez solos tu y yo con la luz mortecina que irrumpe desde el cielo en nuestro cuarto... Con los pocos rayos de sol que emergen de entre las nubes…

Sólo quiero que te tumbes a mi lado como cuando me hacia la dormida esperando a que llegases para ver por última vez tu reflejo en mis ojos.

jueves, 17 de septiembre de 2009

Autorretrato de una vida tranquila

Meses de descanso, por fortuna, y sólo interrumpidos durante los fines de semana que terminan la mañana del domingo.

Tranquilo veo pasar el tiempo delante de mis ojos. Unas veces fugaz; otras sintiendo que un segundo se prolonga hasta ser capaz de dejar grabado en mi memoria el transcurrir de todos los acontecimientos que en ese segundo han determinado lo que seremos el día de mañana.
He visto rostros de mujeres que vienen y van. Las que no conocemos suelen terminar siendo más interesantes que las que una noche se presentan delante de nuestros ojos. Estoy plenamente convencido de que el rostro de una mujer puede contener una mirada lo suficientemente interrogante como para hacernos preguntar el por qué de esa larga espera que define lo que solemos llamar soledad.

En alguna de esas noches en las que nuestra mirada descansa de todas las imposiciones estúpidas que rigen el comportamiento de la sociedad; en alguna de esas noches que vivimos apartados del mundo, ebrios y ajenos a la vida que dejamos escapar o que no podemos escoger porque no tenemos la suficiente libertad; o alejados simplemente porque la vida nos a negado la capacidad de elección... En una de esas noches, creemos por unos instantes ser del todo libres. Y nos damos cuenta que el tiempo a veces no vale nada o vale tanto o más que la libertad que le hemos otorgado a nuestra vida.

Alguna que otra noche he visto la intranquilidad de un ser aparentemente tranquilo. Pero sus ojos me decían que le habían negado la vida que los míos han tenido la suerte de vivir. También he visto la libertad de personas que se creen libres y sin embargo, viven sumidos en su propia endogamia creyendo que la ignorancia es la mejor elección.
Tener la capacidad de escoger significa tener libertad y para la libertad no sólo hace falta ser un “hombre libre”.

He presenciado la muerte tres veces. No sólo tiene nariz alargada y orejas grandes. No sólo se muere de cáncer; a veces también se muere de odio y de falta de amor. Incluso a veces, el amor hace que nos muramos antes para evitar el sufrimiento de la otra persona. Vi morir a una persona por amor y años más tarde vi morir a otra de compasión.
Amor y necesidad.
La necesidad hace que muchas veces el amor se convierta en compasión, y la compasión y el remordimiento van de la mano. Es peligroso porque la vida pasa a ser esclava de los actos, y puede que como decía Faulkner, “la suma de los acontecimientos sea la que determine la valía de un ser humano“.
Hay algo de cierto en esto, si no nadie moriría por amor; ni nadie moriría tampoco lleno de angustia y temor ante la propia muerte. Por eso la muerte, que a veces se presenta sin saber muy bien por qué, lleva consigo las llagas del tiempo que deforman nuestro cuerpo y termina por ser esperpéntica dejando en nosotros el signo de lo grotesco.

Me siento tranquilo porque sé que no sólo no soy del todo libre. Es el primer paso para ser más humilde y menos ignorante.

Llega septiembre y un mar de cambios se abre ante mis ojos que intranquilos intentan atrapar todo lo que circula delante de ellos, como si un segundo fuese la milésima parte del tiempo que rige mi vida. Creo que ahora lo único que vale ante mis tempranos ojos es lo que consigo ver por un cámara. Por eso todavía he visto muy poco y he vivido menos deprisa; porque el tiempo que rige mi vida lo ha hace para mi suerte, con mucha calma.

Y me he despertado con ganas de vivir y de soñar intensamente; y de seguir haciéndolo despierto con la suficiente cordura como para darme cuenta de que la vida no sólo la construyen los sueños.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Jacques Lu Cont

Su nombre real es Stuart David Price y se le conoce entre otras cosas por ser el productor de The Killers (esa banda de pijos malcriados que tienen ya poco que decir); haber trabajado como teclista de Madonna y como productor de algunos de sus temas mas pisteros; o ganar un grammy en 2004 por su remix de la canción It's My Life interpretada por No Doubt (atentos porque es muy serio lo que consigue)

Un verano, durante mi primera estancia en Ibiza, en la terraza de Space sonó el ahora archirepetido Four to the Floor de Starsailor (firmado con su aka Thin White Duke) la gente se puso loquísima... Y yo acabé tan enganchado a este tema que no tuve más remedio que escucharme todas sus remezclas. Stuart Price aka Jacques Lu Cont aka Thin White Duke tiene auténticos temazos, entre los que se encuentran encargos para Depeche Mode (Wrong, casi mejor que la original) o la mega escuchada Mr Brigthside.
Acaba de producir el album Human, lo último de The Killers, una bazofia de proporciones estratosféricas que dan ganas de ponerme "el cara al sol" cada vez que en alguna discoteca de modernos de Madrid se le ocurre al dj de turno pincharlo.
Pero el remix es otra cosa muy distinta porque en manos del genio francés toma otra consistencia...

En definitiva, Stuart produce mierda de la buena... Como dicen por ahí.



lunes, 31 de agosto de 2009

MICRORELATOS

Rescato dos microrelatos que tenía en el cajón almacenando polvo...



Su nombre está escrito en el tiempo

A través del agua veo como bailan todas las partículas de aire que bajan desde el cielo, de derecha a izquierda danzan sin cesar; provocándome vértigo. Mi silueta reflejada péndula en la misma dirección, como el reloj de pulsera de un soldado que va a la guerra. No deja de moverse, como si inequívocamente quisiese desplazarse hasta desprenderse de mí. Hasta perderse con las ondulaciones que se forman en el agua.
Mi imagen se desvanece, a contrarreloj; yo me vuelvo a mover para que mi sombra aparezca, como cuando era niño e intentaba pisarla con mis pies…
El polen vuela por el jardín, y el olor de los árboles me envuelve de nuevo hasta que me dejo caer entumecido en mi propio tiempo. En cualquier otro lugar, alejado.
En un tiempo sin memoria deposito mis pensamientos hasta hacerlos desparecer con las ondulaciones que se forman en el agua, hundiéndolos en lo más profundo de la piscina.

Ana huele como los árboles, como cuando coges una flor y te la llevas a la boca.

Miro el agua y dejo que sus piernas suspendidas en una milésima parte de segundo; suspendidas en lo que dura un parpadeo; se alejen hasta tocar la otra pared, para sentir del todo que un abismo nos separa de estar juntos.

Ana, no sé quien soy.


-Ya está otra vez, Te he dicho que no le dejéis que se queda ahí, no ves que se puede caer.

Ana huele como las flores.

-Estoy pendiente, no te preocupes.

Mueve su cabeza, mirando al cielo, que cubierto de nubes me anuncia una vez más que no volveré a sentir su olor como aquella noche.

-Papá, ¿estás bien?

Huele como las flores. Mi corazón late como los relojes de pulsera de los soldados que han perdido la guerra.

-Cada día está peor. Anda, vamos dentro.

Ana, no te vayas.



Su mano fría me coge, el olor se desvanece. Hubo un tiempo en el que no escuchaba el tic -tac. Pero luego ese sonido puede hacer desfilar el largo recorrido del tiempo que no se ha oído, que ha prevalecido en la memoria sin memoria. En un tiempo utópico yo soñé que bailaba con ella en algún lugar dentro de una piscina, y que alguna de esas partículas de aire que bajan desde el cielo hasta posarse en el suelo, entre la hierba seca, me traían algo más que su olor, y que una milésima parte de un segundo es el tiempo que determina un abismo.

Ana no te vayas.

-No me iré papá, yo siempre cuidaré de ti.







Treinta y uno de diciembre de
mil novecientos
noventa y nueve

…dedicado a “H” por conducir como un auténtico Tenenbaum.

La nochevieja de 1999 mientras León adolecía de insomnio yo intentaba no cerrar mis párpados al volante de mi viejo chrysler vision. Había concertado un par de bolos en una vieja discoteca del norte varios meses atrás para pinchar una sesión maratoniana que culminaría en un after a las afueras de la ciudad. La fiesta se iba a prolongar hasta el domingo bien entrada la tarde…Que mejor manera de despedir el año rodeado de una multitud de jóvenes enfurecidos y sedientos de música electrónica.
Cargué mi vieja maleta con un repertorio de artillería pesada, la variedad iba desde el techno Detroit hasta los sonidos más industriales de Birmingham…Pasada la media noche me puse al volante rumbo a Asturias, poco después de despedir el año con mis familiares.
Fue al llevar algunos kilómetros encima y al encontrarme en medio de la nada, en la oscuridad mas profunda y sólo interrumpida por los faros de mi viejo chrysler vision; cuando sentí que el silencio a veces nace de la tristeza y que a la tristeza se le puede poner el título de una canción.



Sonaba The Clash, y recordé que a en mis treinta años de vida había desperdiciado mucho y tomado demasiadas decisiones definitivas. Como la de subirme a un escenario para hacer bailar a una multitud enfurecida. Estaba seguro de haber vivido demasiado poco y muy intenso.

Por aquella época yo no paraba de recibir ofertas de los grupos de ocio más importantes a escala nacional. Un sábado por la noche llegaba a pinchar en Madrid y en Oviedo; en Barcelona y Santander. Me movía en mi propio coche, y en ocasiones viajaba a gastos pagados en aviones particulares y limusinas.

Pero la nochevieja del treinta y uno de enero de mil novecientos noventa y nueve decidí viajar por mi cuenta. No sabía muy bien por qué; quizá es debido a que me gusta sentir que todavía puedo ser lo suficientemente libre como para decidir estar sólo.
Me agradaba poder ver la carretera desnuda de tráfico; me hacía estar en una especie de limbo, en medio de un túnel del tiempo entre la nada y la materia que se forma de la nada. La oscuridad más absoluta donde sonaban The Clash y un viejo disco de Joy Division.

Pensaba que había vivido muy rápido y mal.

Que la vida está llena de elecciones más o menos importantes, y la suma de todas ellas nos define como seres humanos. -Un hombre es el resultado de sus actos, decía con frecuencia mi abuelo.

Recapacité durante un instante en las palabras de mi abuelo; antes de que volviese a sentir en mi mano que se aferraba con fuerza al volante sus dedos ancianos y llenos de vida.


Su aliento se apagaba en la oscuridad de la noche iluminada por los faros de los coches. Volé por encima del cielo, hasta donde cubren las nubes y toqué sus dedos como si fuese un personaje más de una pintura del Bosco.

En medio de la nada el silencio y sus palabras me llenaron de amargura.

Así, mientras León tenía insomnio y Asturias bailaba al ritmo imparable de Detroit, yo conseguí dormir profundamente.
Curado al menos de esa sensación de estar viviendo continuamente en el cielo que hay debajo del suelo.

jueves, 13 de agosto de 2009

Enamorados

"Two Lovers" es lo nuevo del siempre genial James Gray, realizador entre otras de la fascinante "La noches es nuestra", uno de los palimpsestos más bellos del policíaco; entre el Brian de Palma mas depurado y el neoclasicismo estilizado que caracteriza a Scorsese.
Es sabido que defiendo el uso del HD y más cuando se trata de revisitar viejos géneros, líneas más abajo hablo de como Coppola utiliza la alta definición para su "Tetro", superando sobradamente toda expectativa estética.
Aquí Gray vuelve al HD para contar una historia con sabor a melodrama: entre las calles de Nueva York transita el espíritu de "Noches blancas"de Visconti, célebre adaptacíón de la novela homónima de Dostoyevski, y lo hace de nuevo como en "La noche es nuestra", reescribiendo el género del melodrama. Lejos de Douglas Sirk, Gray hace gala de una puesta en escena poco común, descubriendo una gran manzana alejada de los clichés impuestos por el cine de Hollywood. Pero lo que me interesa de la película, podría atreverme a decir que estamos ante una de las mejores obras de la presente década (con permiso de "Paranoid Park", "Inland Empire" y "Millon Dolar Baby"); es sin duda el tratamiento tan refinado de las elipsis y el manejo del tempo dentro del plano. Gray es capaz de emplear tomas largas, alternándolo con un montaje más quebrado, huidizo si me permiten la palabra: como es el caso de la secuencia de apertura que nos describe al personaje con una poesía increible. Es uno de los filmes mas dolorosos que he visto en mi vida, sin embargo, no fue capaz de arrancarme una lágrima porque precisamente, las buenas películas son las que te dejan un nudo en la garganta.

Llevo un par de días pensado en porqué adoro "Two Lovers", supongo que tiene que ver con el deseo, la imagen del fotógrafo mirando a una Paltrow en un primer plano enorme (atentos a la escena entre los dos del restaurante); enorme por su expresión, por la toma de cámara, que es la perfección encarnada como si algo de Chaplin o de Grifitth avitase en el cine de Gray.
Supongo que también es porque "Two Lovers" es una película equilibrada en su forma y en su guión, pero es lo suficientemente libre como para que nos olvidemos del guión.
Supongo que también es por sus personajes, que son como pequeños heroes de western atrapados en otro tiempo. Como en "Paranoid Park", los tres giran sobre su propio eje sin solución ni final...
Hay otra escena que no desvelaré, que habla mucho sobre los recuerdos y sobre como una persona habita en nosotros. Los pies de Phoenix, borrando sus huellas en el mar bajo la luna de Nueva York, me hacen pensar en "La fuga" de Proust cuando rememora la ausencia de Albertine. Pero también en la referencia para cualquier filme que hable sobre el amor: Vertigo, de Hitchcock, es la búsqueda de un rostro en todos los rostros. O lo que es lo mismo, la búsqueda del amor en un sólo rostro.
El mismo que Phoenix realiza en su itinerario a lo largo de esta bella película.

martes, 11 de agosto de 2009

Efterklang. Agrupación danesa:
Hipnóticos, oscuros, románticos. Es uno de los grandes descubrimientos de este año, desde entonces no viajo sin mi MP3 lleno de sus melodías rotas.
Os dejo con uno de sus temas. Mi favorito. Me recuerda a las películas de Tarkovski...

lunes, 10 de agosto de 2009

Fenomenología de Coppola

Ya no me queda ninguna duda, ha rejuvenecido. Tiene la intuición de un niño en la mirada de un hombre. Es Coppola: el filósofo, el humanista. El artista de nuestro siglo.
El que como Ford evoca poesía sin estridencias. Las imágenes de Coppola son exactamente eso: imágenes. -No es lo mismo una imagen justa, que justamente una imagen, dice el axioma godardiano...
Ayer "justamente" tuve el placer de ver "Tetro", con algo de nostalgia por asistir a un cine medio vacío de un Madrid que no parece añorar al hombre que una vez filmó "Malas calles" o "La conversación".
"Tetro" es como volver a los orígenes de un cineasta que vive entre el viejo fotoquímico y el nuevo sueño digital: entre Welles y Corman (su mentor) entre "Las zapatillas rojas", y aquellos super 8 tan puros y cinéticos. El filme es apabullante y me rindo ante la belleza de sus encuadres: enérgicos, entregados y desnudos por la inmediatez que ofrece el HD: atentos a las secuencias que se refieren a la recreación de la familia, constituyen la única parte del filme en color y con cámara en mano. Consiguiendo así que formemos parte del drama familiar.
Presten atención a la interpretación de Klaus Maria Brandauer bajo la brisa de la playa mientras le niega a su único hijo su vocación. Su única vida.
Cuando lo niega parece decírnoslo a nosotros.
Y Vicent Gallo... En su rostro habitan todos los rostros del cine, y sus manos, ásperas como las de un pintor que se pasa las horas frente a un lienzo en blanco esperando encontrar la verdad, son ejecutoras de libertad. Navegan contra el tiempo con la misma precisión que tiene el artista de escribir con su cámara como el novelista con sus pluma. Así es Tetro.
"Tetro "es Coppola y Coppola ha dejado de serlo para recordar quien fue.
Podría haber rodado otra cosa ¡Es Coppola puede hacer lo que quiera y cuando quiera!...Sin embargo, opta por adentrarse en si mísmo, exponiéndose una vez más sin pudor. Y eso le hace tener la intución de un niño en la mirada de un hombre.
Por eso su cine está hecho con sinceridad, con pasión y vehemencia. Y "Tetro" será recordada por lo que es: una pequeña película que supone el nuevo triunfo de uno de los mayores titanes de la historia del cine.

martes, 4 de agosto de 2009

Días de vino y rosas...

O de Gin y zumo de naranja...

Días para pensar, volver a escribir y leer.


viernes, 31 de julio de 2009

La vida que da muchas vueltas

...Y gira en algún momento para que nosotros escojamos el mejor camino.

PD. ocupadando mi tiempo para volver a sentirme libre haciendo lo que más me gusta. Y hasta aquí puedo escribir...

domingo, 5 de julio de 2009

Vacío

El beso de Time Square (Victor Jorgensen )
.
.
.
.
Hoy sólo quedan palabras.


viernes, 3 de julio de 2009

Rumbo al pasado

— ¿Ves cuánto te amo? —murmura.

El agua de la piscina golpea con fuerza. El viento silba en mis oídos dejando en segundo plano el sonido de un coche que pasa al lado de mi casa y desaparece poco a poco como si hubiese despegado en dirección a la luna.
El pájaro que está posado en la copa del árbol extiende sus alas y vuela hasta perderse tras la línea del horizonte. Allí, en lo alto del cielo, el vehículo debe de haber aterrizado. Está demasiado lejos, incluso para que un pájaro pueda alcanzarlo.

-¿Ves cuanto te amo? -vuelve a murmurar.

El viento que sopla desde ninguna parte se lleva sus palabras con mis lágrimas. Hacia atrás. Rumbo al pasado... A donde van a parar los coches que aterrizan en el cielo.

domingo, 21 de junio de 2009

El sonido de Tokio

Increible e impresionante.

sábado, 20 de junio de 2009

La viva imagen

Espero que os guste.

viernes, 19 de junio de 2009

HAWTIN SIEMPRE

Increíble.
Parece mentira que hayan pasado tantos años. Uno de los mejores temas que he escuchado a lo largo de mi vida.

Richie Hawtin. F.U.S.E

domingo, 31 de mayo de 2009

Lucha de gigantes

He tardado demasiado tiempo en colgar esto.

sábado, 30 de mayo de 2009

Vivir las imágenes

Se terminó.
Pensé que no iba a acabar nunca, y con cierta pena, ayer volcamos al DVD el cortometraje. Con pena porque cuesta mucho desprenderse de algo que llevas preparando tanto tiempo.
Tengo que decir que estoy contento con el resultado y adelanto que no tiene nada que ver con lo que he hecho hasta ahora por lo que para mí, ha supuesto un reto enorme.

Pronto en la red.

jueves, 21 de mayo de 2009

Viviendolavivaimagen


La cabecera de mi corto. Qué ilusión!

martes, 5 de mayo de 2009

"La viva imagen"

Empieza la cuenta atrás. En poco más de 20 días rodaré mi primer cortometraje con un equipo de estudiantes que como yo, están aprendiendo a hacer cine.
Espero tener tiempo para colgar por aquí una especie de diario con todos los imprevistos que van surgiendo.
El primero de ellos, el casting.

Mayo es el mes de las alergias y de los rodajes!

miércoles, 22 de abril de 2009

NOCTURNA

Estaba sólo.
-Dos días sin pegar ojo son demasiados, mascullé en la oscuridad.
La lluvia agitaba con violencia la ventana de mi cuarto. Pasaban de las dos de la tarde y se entreveían los tímidos rayos de luz que asomaban por la fina línea de la persiana. Estiré mis brazos notando al mismo tiempo cómo el frío de las sábanas se pegaba poco a poco en cada poro de mi piel e iba dejando una amarga sensación que recorría cada punto de mi cuerpo, hilvanando con esmero una capa fina sobre la que se iba sedimentando el recuerdo de las últimas dos noches. Intenté, sin mucho éxito y ayudado por la lengua, arrastrar hasta la garganta la poca saliva que se había acumulado en las paredes interiores de la boca. Me levanté de la cama para enjuagarme con el vaso de agua que tenía en la mesita de al lado y me dispuse a escribir en un viejo cuaderno de notas:
20 de abril de 2008.
Sí.
Juré que no volvería a escribir nada más sobre ella. Sin embargo, me encuentro de nuevo sentado intentando averiguar el pretérito de una vida llena de ausencias porque a penas conozco nada, calibrando las letras para que su nombre suene distinto en cada párrafo que lleva dibujado su retrato. Para que así pueda ser permanente. Como cuando Joyce hablaba de Penélope y de cómo la estrechó entre sus brazos y su corazón parecía desbocado. Yo también he intentado que me dijese a la fuerza Sí. He intentado que sus labios me repitan una y otra vez ese eco monosílabo próximo al éxtasis que debieron de sentir los dos amantes inmortalizados por Magritte. No me he atrevido nunca a pedírselo, por eso vuelvo sobre el papel de manera obsesiva; así en mis relatos evoco su imagen. Sin necesitar su consentimiento. Pero tan siquiera la literatura consigue que de sus labios emerja el estrépito de todas mis fantasías. Por qué es tan difícil condensar mis deseos en una única palabra.
Sí.
Ella suele otorgarme el silencio y noto que los sueños se esfuman de mis manos incapaces de anticipar este goce paródico. Goce que provoca su rostro en mi retina.
Sí…

Sonó el teléfono advirtiéndome que la vida se prolonga más allá de un cuaderno de notas repleto de fantasías incumplidas.
-Sí…? Pregunté al descolgar el auricular.
-Me vas a llevar al aeropuerto? Contestó una voz de mujer.
- ¿Quién eres?
-La chica de tus relatos. Dijo con la risa entrecortada.
Enmudecí un instante y clavé los ojos en la ventana de la habitación intentando traspasarla para salir al exterior donde todavía llovía con fuerza. El viento golpeaba la persiana deformándola como para estallar en mil pedazos.
-Lástima que sólo aparezcas cuando estoy mal. Repliqué con ansiedad.
Noté que mis palabras se iban quebrantando hasta perderse por completo. Se las había llevado el miedo antes de que hubiese podido oírlas. Colgué el teléfono y sentado en la cama medité unos segundos. Descolocado, contemplé el cuaderno de notas que seguía esperando a mi lado. El bolígrafo se había caído en el suelo y señalaba hacia el enorme ventanal del fondo.
Al subir la persiana observé con perplejidad que la calle estaba inundada de agua. Los cubos de basura seguían el curso de la corriente que descendía por la enorme cuesta donde muere la avenida.
Debajo del edificio que hace esquina seguía en pie una pequeña cabina de teléfono. El gris oscuro del cielo hacía contraste con el azul metalizado. Dentro, la silueta de un cuerpo me avisaba de que alguien estaba esperando.
El teléfono volvió a sonar provocándome una desagradable vibración.
-¿Quién eres? Advertí, intuyendo la identidad de la desconocida.
-Sube a la azotea.
Cortó con rapidez la conversación sin que pudiese escuchar las últimas sílabas. Casi no me había dado tiempo a colgar el teléfono cuando notaba todavía que sus intenciones palpitaban en mi oído y en mis manos que porosas por el sudor, resbalaban al intentar secarlas en la camiseta. Por cada una de sus palabras había dejado una pausa lo suficientemente larga como para notar su presencia en las partículas de aire.

Estoy seguro que en la azotea llovía para que su silueta estuviese desdibujada. Para que no fuese lo suficientemente nítida y tuviese que seguir escribiéndola en mis relatos. Para que siguiese buscándola en una cabina, o en una llamada de teléfono. Era la chica de mis relatos y estaba parada de espaldas a mí. Todo se había tornado de un color irreal. El mundo había perdido contraste: la chica del teléfono lo había robado para si misma. Al observar a los pájaros sobrevolar el cielo despejado y tras mirar una bandada que se movía en direcciones contrapuestas fijé la atención y desaparecí en la línea del horizonte.
Terminé sólo en medio de la oscuridad, con el sonido del viento golpeando contra la ventana un 20 de abril, mientras la lluvia fuera, gritaba su nombre. Y yo lloraba recordando que una vez ella me había dicho Sí.

sábado, 18 de abril de 2009

Deseo de abril

Una mañana de abril, algún tiempo después de que ella desapareciese, mi deseo se cumplió.

Llevaba más de tres días bailando en mitad de la nada. Necesitaba borrarlo todo. Intentaba pedirle perdón pero no sabía cómo. Podía ver mi rostro reflejado en los cristales de las gafas de sol de las miles de personas que se paseaban delante de mí, me dejaba arrastrar con la música hasta que conseguía escaparme por algún punto de fuga. Ocurre que la memoria siempre va y vuelve en la misma dirección. Y al igual que todas esas melodías y cajas de ritmo se repetían una y otra vez, su imagen se me aparecía en medio del silencio que mi cuerpo provocaba para evadirse del ruido. Como un fundido a negro, de vez en cuando el mundo se evaporaba y en ese instante que dura el parpadeo y bailas hasta entrar en trance para meterte en una de las múltiples cajas de ritmos repetitivas y aceleradas; en una de ellas, fue naciendo levemente su cuerpo.
Primero surgieron las manos, finas como las partículas de aire que se forman en un día lluvioso. Un olor muy dulce y característico me trajo su torso que estaba de espaldas, pero un parpadeo es todavía más pequeño que un instante y por eso no llegaba a palparla con mis manos antes de que se desvaneciese del todo. Era un espejismo que apareció amaneciendo; en el intersticio que la luna produjo en el cielo para que el sol asomase sus rayos. En ese intervalo el cielo se cubrió de un manto más rojo que el deseo. Fue en ese rojo cuando pude notar como su aliento se fundía con el mío.
Luego nos evaporamos y la mañana trajo el calor que provocan los recuerdos; me fue subiendo desde los pies hasta la garganta, impidiéndome respirar bien. Los sonidos que eran muy agudos, me provocaron taquicardias y se iban distorsionando conforme avanzaba el día hasta que dejé de oír por completo.


Perdí el equilibrio viéndome reflejado en los múltiples cristales de las gafas de sol que había en el lugar y cerré los ojos sonriendo mientras me invadía la felicidad pensando que poco a poco, había conseguido por fin fundirme con ella en un mismo deseo.



sábado, 11 de abril de 2009

"No hay gran vía sin Eva"

(GARCÍA-ALIX, 1988)
Son las seis y media de la mañana, un conductor da un frenazo en seco y estaciona su coche en la acera, tira algo por la ventanilla y se va por dónde ha vendido. Una prostituta practica una felación fugaz; el repartidor del “Carrefour” lleva prisa y pita al coche que cruza en rojo el paso de cebra justo en medio de la Gran Vía. Decenas de personas confían en que pare sin éxito, el taxi que anuncia a lo lejos: Ocupado.
Atravieso la calle Montera muy deprisa. Llego tarde al trabajo.
Delante de la comisaría veo agolpada en la puerta una cola ininterminable que se mezcla con los indigentes que desde su cartón a modo de cama improvisada despiertan diciendo ¡Buenos días Madrid! También hay prostitutas y camellos ofreciendo sus servicios. Son casi las siete y diez cuando mis converse resbalan unos metros porque la superficie que piso está demasiado mojada como para mantener el equilibrio. Me caigo al lado de una de las camas de los que están haciendo cola. Una chica de ojos claros situada a mi derecha me enseña su sonrisa; y mientras, el indigente que tengo a la izquierda levanta la cabeza para ver lo que ha pasado, luego se tapa con una manta y me imagino que hará a su manera lo que acabamos haciendo todos en esta ciudad.
Son las siete y media, ahora sí que llego tarde.
Me levanto del suelo, conecto mi IPOD y corro calle abajo al ritmo de una vieja canción que me recuerda que hay sitios mejores pero ninguno tan especial como Madrid.

jueves, 9 de abril de 2009

Amor fácil

Me he despertado intentado recordar y al mirarme en el espejo me he topado con el reflejo de otra persona. Era la cara de alguien que no tiene alma.
Hace tiempo decidí condenarme a estar sin ti una eternidad. Decidí buscarte en todos los rostros que robo cada noche. Y no pasa el día en el que el sol se oculte y luego vea tu sonrisa dibujada en el cielo de la noche oscura. Creo que no existen las noches en las que no grite tu nombre cada vez que decido llevarme conmigo a alguien.
He luchado por borrarte de mi memoria. Pero hoy, tras mirarme en el espejo, me ha parecido que volvías para que pudiese llevarme por última vez tu recuerdo.

miércoles, 8 de abril de 2009

Las malas compañías

Quería subirse al taxi para hablar de retórica. Acepté con cierta reticencia aunque de todas formas a las cinco de la mañana la retórica me daba igual. Lo dijo mirándome con su tez amarilla, como si el mismísimo Warhol hubiese miccionado en su rostro. Luego el taxista nos preguntó dónde queríamos ir y él respondió con un “ya nadie sabe lo que quiere”. “No me extraña, son las malas compañías” -repetí en voz baja. Me insultó, dijo que era gilipollas y que de voz baja nada, que se lo había gritado al taxista en la oreja. Al bajarse del coche volvió a echármelo en cara mientras dejaba caer un hilillo de baba sobre sus zapatos, en cuyo empeine terminó por formarse un pequeño Duratón (que es un río pequeño pero todo un campeón)
Esa noche juré ver a un hombre perderse en medio de la niebla fina; dejó caer su cuerpo en la calzada. Pero antes, sus pantalones habían descendido poco a poco mientras resbalaba en medio de la calle hasta que al final desistió semi inconsciente. Nadie sabe si durmió placidamente, quién sabe cuántas cosas juró y perjuró tras vernos alejarnos en el taxi. “Socorro” es hoy una palabra sin significantes.
Pienso a menudo en aquel acto de humanidad, en la fragilidad del hombre y en la prosa que mi amigo nos regaló al taxista y a mí. Cada vez que veo a un hombre en similares condiciones recuerdo aquello. Recuerdo a la manera Proust en “Du côté de chez Swann” tras beber té y evocar su infancia en Combray.
Y es que, “ya nadie sabe lo que quiere,” y menos a estas alturas.

sábado, 4 de abril de 2009

Pure person

Es increible la fuerza de este plano. Cada vez que lo vuelvo a ver me provoca una sensación de añoranza tremenda. No es cierto eso de que el cine sea como la vida. Las películas son mucho mejores.

miércoles, 25 de marzo de 2009

PARANOID PARK

Una de las escenas mas bellas del cine de los últimos años. Imágenes llenas de recuerdos, porque cada vez que escucho este tema no puedo evitar emocionarme.

martes, 10 de febrero de 2009

HISTORIA y CINE

Tu rostro sostenido en primer plano nos revela la otra mirada, la de aquel cineasta humano pero sobre todo profundamente sincero.
Bazin dijo una vez que "el cine sustituye nuestra mirada por un mundo más en armonia con nuestros deseos".
Pienso en ello cada vez que vuelvo a ver una de las escenas más grandes de toda la HISTORIA DEL CINE.

domingo, 25 de enero de 2009

Me gusta estar a tres metros del suelo sin tener la certeza de pisar firme.
Subo tan alto para poder pensar en ti. Para que nadie escuche mis pensamientos. Y cuando estoy arriba repito tu nombre en voz alta. Y tu te acercas a mí.
Y antes de besarnos el sonido del mundo me despierta para recordarme que nunca estaremos juntos.

martes, 20 de enero de 2009

Vivir

Simplemente preciosa.
Son días felices.
Muy felices.

sábado, 3 de enero de 2009

Arrevirado

De unos años a esta parte he mantenido la postura de que el verdadero problema del cine es global y se llama distribución. Como seguimos en las mismas os aconsejo que os busquéis la vida como hacemos el noventa por ciento de los cinéfilos. O como me dijo una vez Godard tomando unas tapejas "Si las distribuidoras no nos acercan las películas tendremos que acercarnos nosotros" (este Godard es la caña, lo mismo te dan ganas de darle una ostia como de besarle la calva)

El caso es que me he dado cuenta que no he colgado mi lista con lo mejor del 2007. No sé en que estaría pensando...

1. Paranoid Park ( Van Sant)
2. El viaje del Globo rojo (H-H-H)
3. El caballero oscuro (Nolan)
4. Asuntos privados en lugares públicos (Resnais)
5. La noche es nuestra (Gray)
6. Pozos de ambición (Anderson)
7. The happening (M. Shyamalan)
8. Diary of the Dead (Romero)
9. Night and day (Hong Sang-soo)
10. La cuestión humana (Klotz)

PD: A falta de ver la de Serra, Ferrara, Oliveira y Straub. Se admiten propuestas, se aceptan regalos...

viernes, 2 de enero de 2009

Se terminó el 2008. No me comí las uvas porque me vino una arcada de esas que te cambian el color de la cara; mi abuela brindó con una copa imaginaria; nos dimos muchos besos (este año eramos uno más); mi perro lució unos cuernos de reno que abultaban más que él (el pobre está muy mayor); H hizo su imitación de Julio Llamazares (sin la camisa y con papel higiénico pegado en la frente nos recitó de memoria un fragmento de "El río del olvido"); D y yo nos bebimos una botella de ron Zacapa; hubo muchos más abrazos y algún brindis de por medio. Sonó Rafael, The Killers y Los Heroes del silencio (los heroes siempre)
Y realmente empecé el 2009 como todos los años desde hace nueve: tumbado en la cama con un dolor de cabeza tremendo y con una sonrisa de oreja a oreja. Estiré mis brazos y me di cuenta de que las camas de matrimonio se me quedan grandes...