lunes, 31 de agosto de 2009

MICRORELATOS

Rescato dos microrelatos que tenía en el cajón almacenando polvo...



Su nombre está escrito en el tiempo

A través del agua veo como bailan todas las partículas de aire que bajan desde el cielo, de derecha a izquierda danzan sin cesar; provocándome vértigo. Mi silueta reflejada péndula en la misma dirección, como el reloj de pulsera de un soldado que va a la guerra. No deja de moverse, como si inequívocamente quisiese desplazarse hasta desprenderse de mí. Hasta perderse con las ondulaciones que se forman en el agua.
Mi imagen se desvanece, a contrarreloj; yo me vuelvo a mover para que mi sombra aparezca, como cuando era niño e intentaba pisarla con mis pies…
El polen vuela por el jardín, y el olor de los árboles me envuelve de nuevo hasta que me dejo caer entumecido en mi propio tiempo. En cualquier otro lugar, alejado.
En un tiempo sin memoria deposito mis pensamientos hasta hacerlos desparecer con las ondulaciones que se forman en el agua, hundiéndolos en lo más profundo de la piscina.

Ana huele como los árboles, como cuando coges una flor y te la llevas a la boca.

Miro el agua y dejo que sus piernas suspendidas en una milésima parte de segundo; suspendidas en lo que dura un parpadeo; se alejen hasta tocar la otra pared, para sentir del todo que un abismo nos separa de estar juntos.

Ana, no sé quien soy.


-Ya está otra vez, Te he dicho que no le dejéis que se queda ahí, no ves que se puede caer.

Ana huele como las flores.

-Estoy pendiente, no te preocupes.

Mueve su cabeza, mirando al cielo, que cubierto de nubes me anuncia una vez más que no volveré a sentir su olor como aquella noche.

-Papá, ¿estás bien?

Huele como las flores. Mi corazón late como los relojes de pulsera de los soldados que han perdido la guerra.

-Cada día está peor. Anda, vamos dentro.

Ana, no te vayas.



Su mano fría me coge, el olor se desvanece. Hubo un tiempo en el que no escuchaba el tic -tac. Pero luego ese sonido puede hacer desfilar el largo recorrido del tiempo que no se ha oído, que ha prevalecido en la memoria sin memoria. En un tiempo utópico yo soñé que bailaba con ella en algún lugar dentro de una piscina, y que alguna de esas partículas de aire que bajan desde el cielo hasta posarse en el suelo, entre la hierba seca, me traían algo más que su olor, y que una milésima parte de un segundo es el tiempo que determina un abismo.

Ana no te vayas.

-No me iré papá, yo siempre cuidaré de ti.







Treinta y uno de diciembre de
mil novecientos
noventa y nueve

…dedicado a “H” por conducir como un auténtico Tenenbaum.

La nochevieja de 1999 mientras León adolecía de insomnio yo intentaba no cerrar mis párpados al volante de mi viejo chrysler vision. Había concertado un par de bolos en una vieja discoteca del norte varios meses atrás para pinchar una sesión maratoniana que culminaría en un after a las afueras de la ciudad. La fiesta se iba a prolongar hasta el domingo bien entrada la tarde…Que mejor manera de despedir el año rodeado de una multitud de jóvenes enfurecidos y sedientos de música electrónica.
Cargué mi vieja maleta con un repertorio de artillería pesada, la variedad iba desde el techno Detroit hasta los sonidos más industriales de Birmingham…Pasada la media noche me puse al volante rumbo a Asturias, poco después de despedir el año con mis familiares.
Fue al llevar algunos kilómetros encima y al encontrarme en medio de la nada, en la oscuridad mas profunda y sólo interrumpida por los faros de mi viejo chrysler vision; cuando sentí que el silencio a veces nace de la tristeza y que a la tristeza se le puede poner el título de una canción.



Sonaba The Clash, y recordé que a en mis treinta años de vida había desperdiciado mucho y tomado demasiadas decisiones definitivas. Como la de subirme a un escenario para hacer bailar a una multitud enfurecida. Estaba seguro de haber vivido demasiado poco y muy intenso.

Por aquella época yo no paraba de recibir ofertas de los grupos de ocio más importantes a escala nacional. Un sábado por la noche llegaba a pinchar en Madrid y en Oviedo; en Barcelona y Santander. Me movía en mi propio coche, y en ocasiones viajaba a gastos pagados en aviones particulares y limusinas.

Pero la nochevieja del treinta y uno de enero de mil novecientos noventa y nueve decidí viajar por mi cuenta. No sabía muy bien por qué; quizá es debido a que me gusta sentir que todavía puedo ser lo suficientemente libre como para decidir estar sólo.
Me agradaba poder ver la carretera desnuda de tráfico; me hacía estar en una especie de limbo, en medio de un túnel del tiempo entre la nada y la materia que se forma de la nada. La oscuridad más absoluta donde sonaban The Clash y un viejo disco de Joy Division.

Pensaba que había vivido muy rápido y mal.

Que la vida está llena de elecciones más o menos importantes, y la suma de todas ellas nos define como seres humanos. -Un hombre es el resultado de sus actos, decía con frecuencia mi abuelo.

Recapacité durante un instante en las palabras de mi abuelo; antes de que volviese a sentir en mi mano que se aferraba con fuerza al volante sus dedos ancianos y llenos de vida.


Su aliento se apagaba en la oscuridad de la noche iluminada por los faros de los coches. Volé por encima del cielo, hasta donde cubren las nubes y toqué sus dedos como si fuese un personaje más de una pintura del Bosco.

En medio de la nada el silencio y sus palabras me llenaron de amargura.

Así, mientras León tenía insomnio y Asturias bailaba al ritmo imparable de Detroit, yo conseguí dormir profundamente.
Curado al menos de esa sensación de estar viviendo continuamente en el cielo que hay debajo del suelo.

jueves, 13 de agosto de 2009

Enamorados

"Two Lovers" es lo nuevo del siempre genial James Gray, realizador entre otras de la fascinante "La noches es nuestra", uno de los palimpsestos más bellos del policíaco; entre el Brian de Palma mas depurado y el neoclasicismo estilizado que caracteriza a Scorsese.
Es sabido que defiendo el uso del HD y más cuando se trata de revisitar viejos géneros, líneas más abajo hablo de como Coppola utiliza la alta definición para su "Tetro", superando sobradamente toda expectativa estética.
Aquí Gray vuelve al HD para contar una historia con sabor a melodrama: entre las calles de Nueva York transita el espíritu de "Noches blancas"de Visconti, célebre adaptacíón de la novela homónima de Dostoyevski, y lo hace de nuevo como en "La noche es nuestra", reescribiendo el género del melodrama. Lejos de Douglas Sirk, Gray hace gala de una puesta en escena poco común, descubriendo una gran manzana alejada de los clichés impuestos por el cine de Hollywood. Pero lo que me interesa de la película, podría atreverme a decir que estamos ante una de las mejores obras de la presente década (con permiso de "Paranoid Park", "Inland Empire" y "Millon Dolar Baby"); es sin duda el tratamiento tan refinado de las elipsis y el manejo del tempo dentro del plano. Gray es capaz de emplear tomas largas, alternándolo con un montaje más quebrado, huidizo si me permiten la palabra: como es el caso de la secuencia de apertura que nos describe al personaje con una poesía increible. Es uno de los filmes mas dolorosos que he visto en mi vida, sin embargo, no fue capaz de arrancarme una lágrima porque precisamente, las buenas películas son las que te dejan un nudo en la garganta.

Llevo un par de días pensado en porqué adoro "Two Lovers", supongo que tiene que ver con el deseo, la imagen del fotógrafo mirando a una Paltrow en un primer plano enorme (atentos a la escena entre los dos del restaurante); enorme por su expresión, por la toma de cámara, que es la perfección encarnada como si algo de Chaplin o de Grifitth avitase en el cine de Gray.
Supongo que también es porque "Two Lovers" es una película equilibrada en su forma y en su guión, pero es lo suficientemente libre como para que nos olvidemos del guión.
Supongo que también es por sus personajes, que son como pequeños heroes de western atrapados en otro tiempo. Como en "Paranoid Park", los tres giran sobre su propio eje sin solución ni final...
Hay otra escena que no desvelaré, que habla mucho sobre los recuerdos y sobre como una persona habita en nosotros. Los pies de Phoenix, borrando sus huellas en el mar bajo la luna de Nueva York, me hacen pensar en "La fuga" de Proust cuando rememora la ausencia de Albertine. Pero también en la referencia para cualquier filme que hable sobre el amor: Vertigo, de Hitchcock, es la búsqueda de un rostro en todos los rostros. O lo que es lo mismo, la búsqueda del amor en un sólo rostro.
El mismo que Phoenix realiza en su itinerario a lo largo de esta bella película.

martes, 11 de agosto de 2009

Efterklang. Agrupación danesa:
Hipnóticos, oscuros, románticos. Es uno de los grandes descubrimientos de este año, desde entonces no viajo sin mi MP3 lleno de sus melodías rotas.
Os dejo con uno de sus temas. Mi favorito. Me recuerda a las películas de Tarkovski...

lunes, 10 de agosto de 2009

Fenomenología de Coppola

Ya no me queda ninguna duda, ha rejuvenecido. Tiene la intuición de un niño en la mirada de un hombre. Es Coppola: el filósofo, el humanista. El artista de nuestro siglo.
El que como Ford evoca poesía sin estridencias. Las imágenes de Coppola son exactamente eso: imágenes. -No es lo mismo una imagen justa, que justamente una imagen, dice el axioma godardiano...
Ayer "justamente" tuve el placer de ver "Tetro", con algo de nostalgia por asistir a un cine medio vacío de un Madrid que no parece añorar al hombre que una vez filmó "Malas calles" o "La conversación".
"Tetro" es como volver a los orígenes de un cineasta que vive entre el viejo fotoquímico y el nuevo sueño digital: entre Welles y Corman (su mentor) entre "Las zapatillas rojas", y aquellos super 8 tan puros y cinéticos. El filme es apabullante y me rindo ante la belleza de sus encuadres: enérgicos, entregados y desnudos por la inmediatez que ofrece el HD: atentos a las secuencias que se refieren a la recreación de la familia, constituyen la única parte del filme en color y con cámara en mano. Consiguiendo así que formemos parte del drama familiar.
Presten atención a la interpretación de Klaus Maria Brandauer bajo la brisa de la playa mientras le niega a su único hijo su vocación. Su única vida.
Cuando lo niega parece decírnoslo a nosotros.
Y Vicent Gallo... En su rostro habitan todos los rostros del cine, y sus manos, ásperas como las de un pintor que se pasa las horas frente a un lienzo en blanco esperando encontrar la verdad, son ejecutoras de libertad. Navegan contra el tiempo con la misma precisión que tiene el artista de escribir con su cámara como el novelista con sus pluma. Así es Tetro.
"Tetro "es Coppola y Coppola ha dejado de serlo para recordar quien fue.
Podría haber rodado otra cosa ¡Es Coppola puede hacer lo que quiera y cuando quiera!...Sin embargo, opta por adentrarse en si mísmo, exponiéndose una vez más sin pudor. Y eso le hace tener la intución de un niño en la mirada de un hombre.
Por eso su cine está hecho con sinceridad, con pasión y vehemencia. Y "Tetro" será recordada por lo que es: una pequeña película que supone el nuevo triunfo de uno de los mayores titanes de la historia del cine.

martes, 4 de agosto de 2009

Días de vino y rosas...

O de Gin y zumo de naranja...

Días para pensar, volver a escribir y leer.