martes, 29 de abril de 2008

Lo siento

Estaba soñando que cruzabas la puerta para darme un beso; despierto y con la música bien alta; con mi cara pegada a la pantalla del ordenador. Intentando escribir algo sobre tí.

Y tú has cruzado la puerta para sacarme de ese sueño.

Y yo te he visto la cara de cerca. Es la misma que me persigue por todas partes.

Es la cara con la que sueño despierto. La misma sobre la que escribo todo, aunque no te lo diga nunca.

Te he dicho lo mucho que te quiero pero no has podido oírme. Como siempre.

Me he despertado y ya no estabas. No vuelves ni en sueños.



PD: Lo mejor que he hecho hoy: Concentrar mis ilusiones en esta canción
http://www.youtube.com/watch?v=RSheh22KGQg&feature=related

domingo, 27 de abril de 2008

De lejos sigo oyendo tú voz

*Fragmento con el que comienza la novela que estoy escribiendo

Sobre el suelo húmedo por el rocío de la mañana, Agustín levantó con rabia todo el polvo que pudo aparcando su viejo coche justo en el camino que comunica el cementerio con la ladera. Miró los alrededores con nostalgia y recordó al toparse con la valla que anuncia todavía una película que sigue amando mucho la imagen de su madurez. La película es “El sur”; y en los últimos años la había visto tantas veces que parecía no poder regresar al Norte. Volvía a trasladarle con ese cartel anunciatorio del final entre un camino trazado por un padre y su hijo, a la imagen de una colina que sólo existía ya en su recuerdo, a la imagen de un pueblo perdido en la comarca leonesa; en donde fue la última vez que se pidieron perdón.
La tarde en la que Agustín juró no volver a pisar su casa, el padre se quedó parado en la puerta, apoyado sobre una vieja tabla de madera que hacía las veces de mesa; escupiendo el tabaco pegado al paladar, seco por las lágrimas que de los ojos resbalaban hasta las comisura de sus labios; jurando también que perdería por ese mismo camino de la ladera a su hijo: - No volveré a escuchar su voz ni de lejos.

jueves, 24 de abril de 2008


Me he levantado de la cama con la misma sensación de siempre. Ha vuelto a pasarme algo parecido a la última vez: Estoy con ella en ese sueño tan dulce. Los dos juntos, el uno encima del otro, con nuestros ojos sostenidos. Sin miedo a no hablar, en silencio.

Tiene la boca perfecta para mis labios, por eso jugamos durante un rato largo a quedarnos quietos mientras siento como su cuerpo se aplasta contra mi vientre. En el sueño nos miramos muy quietos porque a los dos nos encanta mirar. Entonces yo he estropeado todo: La he dicho que estoy trabajando en algo que me preocupa mucho. Y al recostarme para coger unos folios con algunos diálogos escritos a bolígrafo, verbalizo con miedo todo lo que llevo dentro –Es un boceto de una historia que se escapa fuera y dentro de mis sueños, subrayo temblando. Mira las hojas analizando mi inquietud, intenta penetrar en mí. Sabe que necesito escucharla, que es parte fundamental de esa historia.
Pero en seguida cambia su expresión mientras lo lee con un tono falso y exagerado, como burlándose. Reprochando el hecho de que carezca de la suficiente capacidad para crear, recrimina el alarde que hago de un talento que no tengo. -No pienses que tus relatos son distintos a tu vida. Mientes igual de mal sobre el papel, dice enfadada.

Me he levantado de la cama sintiendo lo mismo al verme reflejado en el espejo del baño. En mi cabeza estaba su voz, y yo arrastraba con el agua de la ducha el sudor que ella ha dejado. Hoy he luchado por separar todas las fantasías que tengo: las malas y las buenas. No merece la pena porque su imagen seguía bailando al recordar otro cuento que tampoco conseguí terminar y en el que decía mientras nos abrazábamos: - Estamos hechos para soñar. No dejes de hacerlo nunca.

No sé como decir te quiero


El vehículo atravesó la autopista y él decidió quitarse sus gafas de sol apoyando la cabeza en la cristalera del autobús; tenía miedo a empezar a vivir otra vida. Momentos antes había pensado en voz alta tres tonterías mientras notaba que su cuerpo se resbalaba por el asiento. Una de las tonterías había sido: Llevo tanto tiempo fuera de lugar que me es imposible quedarme quieto en cualquier sitio.
La chica rubia que estaba en la estación despidiéndole miró hacia la cristalera y él no pudo evitar soltar una lágrima de tal espesor que le impidíó tragar todo lo que no había podido decirle en los últimos cuatro días. Luego dijo la otra: Si te hubiese dicho antes lo mucho que necesito que me escuches… Lo repitió hasta tres veces multiplicando su fracaso; con la voz muy baja para evitar que alguien le oyese compadecerse desde dentro del autocar; lo hizo abriendo su boca exageradamente, cerciorándose de que la rubia leyese sus labios entre la multitud y el humo.
La tercera estupidez tuvo que dejarla escrita en el aire porque la chica se había perdido a lo lejos: Me duele tanto tenerte cerca que al final he salido huyendo…

Nos mudamos


Me voy con mi segunda familia a mi segundo blog. Espero tener más éxito de ahora en adelante. Los que me leisteis en el anterior también tendreis que soportarme aquí. Los que no lo hicisteis, no preocuparos, os dejo en mi nuevo hogar algunos relatos y opiniones que ya colgué en su día en http://tenenbaum.blogdiario.com/

Un abrazo a todos y espero que dejeis vuestras impresiones.

¡Juventud en marcha!