jueves, 14 de agosto de 2008

ÉXITO

Una tarde que se presenta aburrida ojeas el periódico topándote con la programación de un cine muy pequeño, de esos que con facilidad se llenan porque a penas tienen capacidad para más de cuatro filas. Coges el metro con la esperanza de estar allí a las cinco... Y en la sala coincides con un guionista que va vestido con una camiseta de la película Hatari! y con un señor extravagante que luce unas gafas de pasta. Te sientas en otra fila, lo suficientemente cerca como para escuchar los comentarios que el tipo con pinta de director de serie B o Z o X le hace al guionista. Y leyendo apresuradamente la reseña; de la A la Z; apuntas en un pequeño cuaderno de notas la palabra "Vampira" sin que se note demasiado que estás copiando, aunque sabes que nunca podrás ser más original. Buscas un sinónimo que defina "persona con poco éxito que sin embargo sigue haciendo películas". En seguida regalarías la compañía de algún conocido que te cae mal, o de algún familiar a cambio de ocupar el asiento del viejo. No te sale ninguno que se ajuste a la definición de la palabra que buscas porque a veces es difícil encontrar la palabra más adecuada cuando en tu vida se cruzan personas como aquella. Pero se te ocurren un montón de pseudónimos bajo los que se esconde un ser extravagante y divertido... Sería como E.T si E.T se rodease de tías buenas en bragas. Luego te vuelves a casa y fantaseas con rodar algo parecido a lo que has visto hace un rato.

Una mañana, tumbado en la cama con una depresión espantosa decides sentarte a escribir. Escribes una historia que sin querer le debe todo a otra, y a otra, y a otra más… Y sin quererlo, tu vida le debe todo a ese tipo de historias. Escribes sobre todo lo que has visto. Te das cuenta que has visto poco y no has vivido nada. Te das cuenta que tienes mucho que contar y deseas vivir por lo menos hasta ser como aquel viejo.Tres semanas más tarde alguien recita en voz alta una tontería que escribiste una mañana de depresión. Y en dos semanas lo vuelve a repetir palabra por palabra delante de una cámara y de 15 personas.Se te ocurre pensar que remotamente, dentro de muchos años puede que con la mejor suerte del mundo se estrene una película y puedas sentarte en la primera fila de algún cine pequeñito con olor a café y tinta vieja. Ese día habrá un guionista joven que vaya vestido con una camiseta de John Wayne, una de esas camisetas que te hacen a medida porque ya no se encuentran en ninguna tienda. Decía que con suerte, habrá otro chico dos asientos más atrás leyendo una reseña, algo nervioso y confundido. Seguro que escucha atento vuestra conversación. La escena se parece a algo que a su vez recuerda a otra situación que jurarías haber presenciado en algún momento de tu vida. La película comienza con un fotograma congelado de un hombre poco conocido; y el anciano, el guionista y el chico sonríen. El fotograma lleva una dedicatoria escrita, que entre otras muchas cosas, le da las gracias en letras mayúsculas.