jueves, 17 de septiembre de 2009

Autorretrato de una vida tranquila

Meses de descanso, por fortuna, y sólo interrumpidos durante los fines de semana que terminan la mañana del domingo.

Tranquilo veo pasar el tiempo delante de mis ojos. Unas veces fugaz; otras sintiendo que un segundo se prolonga hasta ser capaz de dejar grabado en mi memoria el transcurrir de todos los acontecimientos que en ese segundo han determinado lo que seremos el día de mañana.
He visto rostros de mujeres que vienen y van. Las que no conocemos suelen terminar siendo más interesantes que las que una noche se presentan delante de nuestros ojos. Estoy plenamente convencido de que el rostro de una mujer puede contener una mirada lo suficientemente interrogante como para hacernos preguntar el por qué de esa larga espera que define lo que solemos llamar soledad.

En alguna de esas noches en las que nuestra mirada descansa de todas las imposiciones estúpidas que rigen el comportamiento de la sociedad; en alguna de esas noches que vivimos apartados del mundo, ebrios y ajenos a la vida que dejamos escapar o que no podemos escoger porque no tenemos la suficiente libertad; o alejados simplemente porque la vida nos a negado la capacidad de elección... En una de esas noches, creemos por unos instantes ser del todo libres. Y nos damos cuenta que el tiempo a veces no vale nada o vale tanto o más que la libertad que le hemos otorgado a nuestra vida.

Alguna que otra noche he visto la intranquilidad de un ser aparentemente tranquilo. Pero sus ojos me decían que le habían negado la vida que los míos han tenido la suerte de vivir. También he visto la libertad de personas que se creen libres y sin embargo, viven sumidos en su propia endogamia creyendo que la ignorancia es la mejor elección.
Tener la capacidad de escoger significa tener libertad y para la libertad no sólo hace falta ser un “hombre libre”.

He presenciado la muerte tres veces. No sólo tiene nariz alargada y orejas grandes. No sólo se muere de cáncer; a veces también se muere de odio y de falta de amor. Incluso a veces, el amor hace que nos muramos antes para evitar el sufrimiento de la otra persona. Vi morir a una persona por amor y años más tarde vi morir a otra de compasión.
Amor y necesidad.
La necesidad hace que muchas veces el amor se convierta en compasión, y la compasión y el remordimiento van de la mano. Es peligroso porque la vida pasa a ser esclava de los actos, y puede que como decía Faulkner, “la suma de los acontecimientos sea la que determine la valía de un ser humano“.
Hay algo de cierto en esto, si no nadie moriría por amor; ni nadie moriría tampoco lleno de angustia y temor ante la propia muerte. Por eso la muerte, que a veces se presenta sin saber muy bien por qué, lleva consigo las llagas del tiempo que deforman nuestro cuerpo y termina por ser esperpéntica dejando en nosotros el signo de lo grotesco.

Me siento tranquilo porque sé que no sólo no soy del todo libre. Es el primer paso para ser más humilde y menos ignorante.

Llega septiembre y un mar de cambios se abre ante mis ojos que intranquilos intentan atrapar todo lo que circula delante de ellos, como si un segundo fuese la milésima parte del tiempo que rige mi vida. Creo que ahora lo único que vale ante mis tempranos ojos es lo que consigo ver por un cámara. Por eso todavía he visto muy poco y he vivido menos deprisa; porque el tiempo que rige mi vida lo ha hace para mi suerte, con mucha calma.

Y me he despertado con ganas de vivir y de soñar intensamente; y de seguir haciéndolo despierto con la suficiente cordura como para darme cuenta de que la vida no sólo la construyen los sueños.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Jacques Lu Cont

Su nombre real es Stuart David Price y se le conoce entre otras cosas por ser el productor de The Killers (esa banda de pijos malcriados que tienen ya poco que decir); haber trabajado como teclista de Madonna y como productor de algunos de sus temas mas pisteros; o ganar un grammy en 2004 por su remix de la canción It's My Life interpretada por No Doubt (atentos porque es muy serio lo que consigue)

Un verano, durante mi primera estancia en Ibiza, en la terraza de Space sonó el ahora archirepetido Four to the Floor de Starsailor (firmado con su aka Thin White Duke) la gente se puso loquísima... Y yo acabé tan enganchado a este tema que no tuve más remedio que escucharme todas sus remezclas. Stuart Price aka Jacques Lu Cont aka Thin White Duke tiene auténticos temazos, entre los que se encuentran encargos para Depeche Mode (Wrong, casi mejor que la original) o la mega escuchada Mr Brigthside.
Acaba de producir el album Human, lo último de The Killers, una bazofia de proporciones estratosféricas que dan ganas de ponerme "el cara al sol" cada vez que en alguna discoteca de modernos de Madrid se le ocurre al dj de turno pincharlo.
Pero el remix es otra cosa muy distinta porque en manos del genio francés toma otra consistencia...

En definitiva, Stuart produce mierda de la buena... Como dicen por ahí.