lunes, 1 de diciembre de 2008

Vuelo contigo

En el sueño una luz amarilla baña el espacio a penas definido e impreciso. Podría ser un plató sobre el que alguien ha dispuesto esa iluminación. No estoy seguro. Mi visión subjetiva se mueve seducida por un cuerpo que se intuye. No es que se intuya al fondo del espacio, es que mis sentidos perciben que algo va a suceder. Entonces aparece. Es una chica joven y muy guapa. Aparece y desparece casi cuando parpadeo. Su cara en primer plano sonríe; me sonríe y me dice algo pero no consigo descifrarlo. La sensación es extraña y se va adhiriendo poco a poco a los poros de mi piel. A lo mejor la chica me pide que la saque del sueño y que la bese; que la atrape entre mis brazos para no dejarla escapar nunca. O a lo mejor sólo quiere que juegue.
Hay un momento en el que su cuerpo y el mío están tan cerca que su olor dulce y agradable se cuela por mi nariz y se bifurca en mi garganta subiendo hasta alcanzar la punta de mi lengua. Como si nos besáramos. Ella ríe y corre mirándome.
Intento apresarla con todas mis fuerzas para decirle que se venga conmigo pero se mueve tan rápido que me es imposible. Después se convierte en el agua de una piscina y me envuelve. Muevo mis brazos con libertad sumergiéndome en un fondo muy profundo. Buscándola.
Pero se ha volatilizado en las miles de burbujas que se forman cuando sacudo mis piernas con violencia.

Dejo de nadar y subo a la superficie haciéndome el muerto para ver si así se apiada de mí. Pero mis manos están tan arrugadas que resultan desagradables, mi piel ha tomado un color rosa muy repugnante. Ella se ha ido y no va regresar.

Entonces se me ocurre suicidarme metiendo la cabeza hasta que el agua tape mi nariz y mis ojos puedan contemplar el reflejo de un mundo distorsionado. Doy volteretas ante un cosmos lleno de burbujas, alterado y grotesco. Me ahogo y el aire se me escapa… Y ella me vuelve atrapar entre sus brazos. Al final acaba diluyéndose en el aire que me falta.

Ahora fumo un cigarrillo en la terraza de mi piso y el viento que sopla de frente me hiela las manos. La paloma que está en el bloque de pisos justo en frente de mí echa el vuelo hasta posarse en la barandilla donde descansan mis brazos. Sube la cabeza y dice: - Todo lo que tiene forma desparece en un instante.
Despierto llorando y asustado repito a gritos su nombre por si consigue oírme y decide llevarme con ella.

No hay comentarios: