Recorrió con sus dedos los labios de una fotografía en blanco y negro muy quemado, la imagen se había degradado con el paso del tiempo y a penas se distinguían las zonas claras. En la foto estaba el recuerdo que Sofía había dejado en Samuel durante los seis años que llevaban separados. Él sigue deteniendo el tiempo sobre ese retrato para rememorar su última conversación; la noche que la acompañó a casa.
Recorrió con sus dedos los labios de Sofía en un soportal, bajo la lluvia fina. En la oscuridad recortada parcialmente por la luz difusa de una farola testigo solitario de las lágrimas de los amantes. - Si no te hubiese conocido nunca estos labios no serían de otra persona, no serían de nadie…. Dijo mientras la besaba cuidadosamente, con miedo a ser rechazado. Acercó su boca para sentir la respiración temblorosa de la joven; su aliento adolescente, cálido y sensual. Apreció como el tacto de su novia se agitaba cuando advirtió que el futuro de ambos iría por caminos distintos. - Me encanta tu sonrisa. Hasta durmiendo sonríes.
Recorrió con sus dedos los labios de Sofía en un soportal, bajo la lluvia fina. En la oscuridad recortada parcialmente por la luz difusa de una farola testigo solitario de las lágrimas de los amantes. - Si no te hubiese conocido nunca estos labios no serían de otra persona, no serían de nadie…. Dijo mientras la besaba cuidadosamente, con miedo a ser rechazado. Acercó su boca para sentir la respiración temblorosa de la joven; su aliento adolescente, cálido y sensual. Apreció como el tacto de su novia se agitaba cuando advirtió que el futuro de ambos iría por caminos distintos. - Me encanta tu sonrisa. Hasta durmiendo sonríes.
Ella tenía en el bolsillo de su chaqueta una copia de esa instantánea recuerdo de la primera vez que estuvieron a solas, una noche como aquella, en la que se habían escapado del grupo de amigos. Sacó el retrato y comenzó a hablare con lentitud, en voz baja y en un tono estremecedor. Con el dolor por una pérdida. - ¿Te acuerdas? Me besaste en aquel bar. Retorcidos. Juntos. Girando en el mismo sentido. Los dos. El mundo parecía darse la vuelta debajo de nosotros. Y fuera llovía con mucha violencia, y tú te fuiste corriendo después de besarme... Y yo salí detrás... Los dos huimos por una bocacalle…Luego me prometiste que no me dejarías nunca sola.
Samuel echó un vistazo rápido al gesto de Sofía, pues dos personas que terminan con una relación larga procuran hacerlo sosteniendo su mirada lo menos posible porque saben demasiado el uno del otro. Y volcó sobre su cuello todas lágrimas que reunió, las expulsó con rabia. Densas, muy densas... Se secaban poco a poco mientras avanzaban por la camisa de la chica. El temblor de su boca le hacía pronunciar palabras que nadie conocía; palabras oscuras y crípticas: Su habla era como la de un tartamudo y sus músculos en tensión le producían espasmos ligeros. La cara llena de miedo reflejaba que no era ni mucho menos inmune al dolor como había hecho creer a Sofía. -Recuerdo que te abracé en una pared blanca, debajo de otro soportal, parecido a este… Con más fuerza que hoy. Y que la luna era azul, era una luna preciosa. No se ha vuelto a poner una luna así.
Al despedirse acordando un final templado. Pero pronto llegarán las dudas. Sofía no contesta con tanta frecuencia a las cartas de Samuel, y éstas cada vez son más intermitentes.
Samuel echó un vistazo rápido al gesto de Sofía, pues dos personas que terminan con una relación larga procuran hacerlo sosteniendo su mirada lo menos posible porque saben demasiado el uno del otro. Y volcó sobre su cuello todas lágrimas que reunió, las expulsó con rabia. Densas, muy densas... Se secaban poco a poco mientras avanzaban por la camisa de la chica. El temblor de su boca le hacía pronunciar palabras que nadie conocía; palabras oscuras y crípticas: Su habla era como la de un tartamudo y sus músculos en tensión le producían espasmos ligeros. La cara llena de miedo reflejaba que no era ni mucho menos inmune al dolor como había hecho creer a Sofía. -Recuerdo que te abracé en una pared blanca, debajo de otro soportal, parecido a este… Con más fuerza que hoy. Y que la luna era azul, era una luna preciosa. No se ha vuelto a poner una luna así.
Al despedirse acordando un final templado. Pero pronto llegarán las dudas. Sofía no contesta con tanta frecuencia a las cartas de Samuel, y éstas cada vez son más intermitentes.
Hasta que un día dejan de llegar.
Una mañana, él recibe su signo: La vieja foto sobre la que obsesionado vuelve todas las tardes, reparando en ella, en los recuerdos de un amor que parecía inmortal. Abre el buzón e identifica su letra en un sobre, el contenido guarda la foto de Sofía y él abrazados. Con una pequeña misiva en el reverso de la misma:
Querido Samuel:
Te he echado tanto de menos estos años (...)
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