sábado, 28 de junio de 2008

Filmar un giallo como lo haría Bresson

Salgo del cine un poco de mala ostia pero en el fondo muy feliz, parafraseando a mi amado Truffaut “satisfecho de tanta poesía”. He pasado una hora y media tremenda. Os lo digo en serio, hacía que no sentía esto con una película española desde “REC” (bueno, “Lo mejor de mí” también me emocionó un poquito) De camino a casa, con un amigo no dejamos de preguntarnos ¿Por qué un filme como “Los Cronocrímenes” ha tardado tanto tiempo en estrenarse en España? Hay veces en las que me avergüenzo del “borreguismo” de nuestro país. Cansado de los tópicos, de la gente que se sienta en una butaca y paga su entrada para atiborrarse de doritos, palomitas y coca-cola.
Ayer había una de esas personas en la fila de al lado.
Al principio, el muy “ijnorante” (y pongo ignorante con j, para que suene más bestia) no dejaba de exclamar: -¡Bueno, ya estamos! ¡Ah, así que ésta película es española, lo que faltaba! Y cosas de ese calibre.

No he tenido que cerrarle la boca.
Se la ha cerrado Vigalondo conforme avanzaba el metraje. Y entonces me he sentido de puta madre. El “ijnorante”en cuestión se ha rendido ante EL CINE. Una hora y media de puro bizarrismo, con referencias al terror italiano de los 70, a ese que tanto amo (efectivamente, Argento, Fulci y Bava se conoce que también ponen cachondo a Vigalondo) Pero lo mejor era la mezcla explosiva con Bresson. Da la impresión que entre el Vigalondo de “Choque” y el de “Los cronocrímenes” han pasado por encima 40 años de cine. Refleja ese mundo enfermizo, oscuro y malsano de sus cortometrajes pero con una planificación repensada, matemática. Depurada en exceso. Y eso ha hecho que tenga un orgasmo retiniano.
Los exteriores son enormes y le sirven para resaltar los cuerpos de los actores, casi mecanizados, como los modelos.

Pero hay en “Los cronocrímenes” una imagen que va a perdurar: La de ese antihéroe, una mezcla de “Darkman” y “Hombre invisible”, entrando en la casa, con su rostro en primer plano sobre un fondo claro. Es como si dijéramos: Blanco sobre blanco, imposible de filmar. Hay travellings hermosos, de enorme soltura. Todo ello mezclado con un tono liviano. Te puede gustar Bresson sin ser un pedante; y te puede gustar Argento.
Repetimos: El que diga lo contrario es que no sabe lo que es El CINE.

1 comentario:

Durán dijo...

Totalmente de acuerdo con su última frase jeje. Gran película!